viernes, 31 de julio de 2015

"ME ENFRENTARÉ PRIMERO A UN EJERCITO SIN GENERAL Y DESPUÉS A UN GENERAL SIN EJERCITO"

Las palabras del título que abren este artículo fueron pronunciadas hace unos dos mil años, y  por su trascendencia podemos decir que hoy se podían aplicar como estrategia militar para triunfar tal como hizo el General que las pronunció. Del soldado que hablamos fue Cayo Julio Cesar, en uno de los momentos claves en la historia de Roma.

En este Imperio las Guerras Civiles fueron una constante, las rivalidades por el poder, las ambiciones por engrandecer una idea, Roma, las intrigas dentro de familias que se habían hecho con unos derechos inventados por ellos mismos y que moldearon las vidas de muchas personas que aceptaron la cultura romana, bien a la fuerza o por querer entrar en el juego de unos personajes que dominaban el mundo a su antojo.

Y en ese momento la República de Roma estaba en su fase final, corrupta como nunca antes, varios hombres intentaron ponerle oxígeno, pero no supieron como hacerlo pues importaba más los intereses personales que el estamento. Y ahí entra en acción Cneo Pompeyo Magno y Julio Cesar, dos grandes militares que se enfrentaron con una gran cantidad de armamento, hombres y alianzas que hicieron de sus intereses un enfrentamiento donde ninguno salió vencedor. Ya que los dos murieron antes de ver cumplidos sus sueños, siendo al final y después de muchos años y siguiendo el mismo modelo, un joven Octavio, conocido como Augusto Cesar, el que consiguió tal objetivo, hacerse con el poder absoluto, pero con una gran diferencia, mantuvo las tradiciones del Pueblo. Un equilibrio que muy pocos gobernantes de la historia han conseguido. Pero para llegar a este estado  veamos como comenzó.

En el año 49 a E.C. dejó de existir una forma de gobernar en Roma que se utilizó para frenar las ambiciones de poder y hacer que el estado volviera a ser lo que era, un instrumento para gobernar un pueblo. Se creó el triunvirato que lo conformaban Craso, Pompeyo y Cesar; Craso murió en combate defendiendo Roma, Cesar estaba ampliando con su propio ejercito las fronteras de Roma, y Pompeyo que estaba en la capital se encontró con una situación difícil, los optimates y populares estaban dejando las calles de Roma llenas de sangre, y tuvo que ejercer su autoridad para aplacar tanta violencia, hecho que aprovechó para eliminar de su camino a todo rival cambiando la ley de elección de los cónsules, haciendo que los que fueran elegidos deberían estar en Roma. Siendo así, Cesar quedaba fuera de toda pretensión al poder, siendo Pompeyo el único que gobernaría la República con el Senado de su lado.

Pero Pompeyo no conocía Cesar y con la confianza de que tenía superioridad militar y política decidió actuar. Por otro lado, Cesar no iba a consentir que un senado corrupto y el "adolescente carnicero" como le llamaban a Pompeyo, le obligara a licenciar sus legiones y dejar el mando o sería enemigo público de Roma, cuando había ampliado las fronteras como nadie lo había hecho antes desde los Escipiones.



La situación era la siguiente:

                                           

Pompeyo contaba con la flota marítima de Roma, 2 legiones veteranas en Italia, 8 legiones en Hispania, 1 en Siria, 1 en Macedonia, 1 en África y 1 en Sicilia.

Cesar contaba con la legión XIII en el Rubicón, 1 legión en Ravena y 8 legiones en las Galias.

Entonces cuando Cesar cruzó el Rubicón y se adentró en Italia tomando sin resistencia las ciudades que encontraba a su paso. Haciendo levas para sí de  hombres y víveres como pertrechos para sus legiones. Mandó a Marco Antonio por el interior a Roma, mientras el bordeó la costa del Adriático para llegar Brundisium por donde Pompeyo escapaba junto con el senado hacia Oriente donde le esperaban el grueso de su ejercito y sus aliados, y  poder enfrentarse a Cesar y derrotarlo.

Como no pudo conseguir detenerlo, regresó a Roma donde tomó el poder y  planeó la estrategia a seguir,  enviando dos de sus legiones a las islas de Sicilia y Cerdeña que las tomó, para que acto seguido llegaran a África, pero en esta ocasión las legiones cesarianas fueron repelidas por las pompeyanas que tuvieron la ayuda de Juba I.

Esto no detuvo a Cesar que envió a los Pirineos tres legiones para cortar el paso a las legiones de Pompeyo en Hispania, apoderándose de Marsella. Esto lo alentó y sin  perder tiempo entro en tierras hispánicas llegando a Ilerda (Lérida) donde había esperándole cinco legiones bajo el mando  de Afranio y Petreyo.

Esta batalla no fue épica, no hubo gran enfrentamiento, pero sí una estrategia de engaño que hizo que se rindieran, algunos se licenciaran y otros se unieran a las filas cesarianas, además de desmoralizar a las demás que estaban repartidas por toda la geografía hispánica siendo un paseo para Cesar, siendo una conquista y el principio del fin de  Pompeyo.

La toma de Ilerda comenzó con un enfrentamiento donde los dos ejércitos se retiraron, los pompeyanos vieron que la superioridad de Cesar era evidente por lo que estos ofrecieron batalla en un lugar privilegiado en el monte, y al rechazarlo, estos entraron dentro de los muros de la ciudad esperando refuerzos o que Cesar se fuera.


A Cesar todo no lo tenia fácil, pues el puente que cruzaba el río Segre se derrumbó dejándolo aislado, así que lo remontó para encontrar un lugar con acceso para cruzarlo y mientras lo hacía iba estableciendo alianzas y reclutando hombres de las tribus indígenas para su causa.



Afranio decidió salir de Ilerda y refugiarse en Octogesa, pero es interceptado por la caballería cesariana haciendo que se rinda.




Este fue el principio de una larga guerra entre romanos y el fin de un sistema,  engendrando uno  nuevo llegando a ser  glorioso, recordándolo por la eternidad.


Bibliografía:
arrecaballo
Wikipedia
Portalclasico
unahistoriacuriosa
enciclopedia-aragonesa.

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