Todo acto de desesperación tiene unas consecuencias terribles y todo acto de superioridad
que sobre pasa los limites es aberrante.
¿Por qué decimos esto?
Por los sucesos de Casas Viejas (Cádiz), un pueblo que en 1933 contaba con unos 650 habitantes.

Y un acto desesperado llevó a este pueblo a una masacre que se recuerda todavía.
Como bien sabemos en 1933 los cambios producidos por la República no llegaban a todos los lugares de España, revueltas se estaban sucediendo en un lugar tras otro, Madrid, Barcelona, Zaragoza y Valencia.
Estos alzamientos anarquistas fueron sofocados rápidamente y de forma en muchos casos de forma violenta por como la sección anarquista comenzaba.

Cuando amanece miércoles 11 de Enero los agentes se ven rodeados por varios vecinos y al salir para restablecer el orden son tiroteados, pero no ocurre nada los vecinos no tienen armamento competente para hacer frente a los fusiles de los Civiles y los perdigonazos no traspasan las gruesas capas de los Guardias.
Pero cuando se apostan en las ventanas dos ellos son alcanzados en la cabeza y mueren, entonces se produce un sitio a esta casa-cuartel que durara horas, mientras varias anarquistas desfilan por las calles del pueblo con la bandera anarquista roja y negra y la izan en la plaza.
Pero aunque el pueblo estaba aislado y tomado a la fuerza por las armas, la noticia legó rápidamente
a las fuerzas del Orden de Medina Sidonia, pues la telegrafista había notado el corte de linea y el correo que no había llegado.
"Avise a Medina de que envíe refuerzos policiales a Casas Viejas, porque ha sucedido algo desafortunado"
Pero como comentamos en un principio, cuando se actúa con desesperación las consecuencias son terribles, y cuando al pueblo llegó la noticia de que estos que vigilaban los caminos habían sido apresados hubo una desbandada hacia la sierra tremenda, el golpe tan aclamado y enarbolado con banderas se esfumó.
Ahora entendieron lo que pasaba, dos Guardias Civiles heridos de muerte, no habían podido entrar en el cuartel y todos estaban huyendo, las represalias serían inimaginables.
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Tomaron el pueblo y comenzaron a buscar a los sublevados, fueron detenidos varios en sus propias casas y, claro después de los típicos interrogatorios con las palizas añadidas, todo apuntaba que estaban los instigadores en la choza de Seisdedos, el carbonero del pueblo,

Los avisos de que salieran eran continuos, pero no se hacia caso, bien por miedo a las represalias o por puro convencimiento de que todo cambiaría, llevaron a quien los había delatado y este no salio de allí, así que Artal ordeno fuego y descargaron la ametralladora y los fusiles.
Entonces llegó el Capitán Rojas con 90 hombres y lo decidió rápido, no querían salir, pues a quemarlos, esa era la orden, pacificar la revuelta como fuera, cuando todo se resolvió, volvieron al pueblo y después de dar el parte Rojas decidió dar un escarmiento, así que de nuevo los guardias buscando culpables.

Perecieron todos, 12 hombres.
Pero no había terminado la purga, se dio la Orden de quemar mas chozas, entonces se produjo un discusión entre los mandos oficiales, pues la mayoría no estaba de acuerdo con la finalidad de la acción. Rojas reconsideró la orden y la derogó reagrupando a sus hombres y marchándose del Casas Viejas.
Todo quedó en calma, en esa calma que nadie le gusta experimentar, ese sabor amargo que deja la muerte, el dolor y el llanto.
Ese silencio que todos quisieran romper, pero nadie se atreve.
El balance fue de 26 muertos, una masacre y nada conseguido.
Bueno si, una mancha en el expediente de la República, pues al taparlo como suceso que luego la prensa destapo fue lo que hizo que el gobierno de Azaña cayera.
Bibliografía:
wikipedia
la vanguardia
Muy historia
Canal Sur
Historia de iberia vieja
wikipedia
la vanguardia
Muy historia
Canal Sur
Historia de iberia vieja
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