Desde la antigüedad una de las preocupaciones del hombre ha sido medir el tiempo de forma exacta para sacar el máximo rendimiento a la vida, ya que sabe que esta medida intangible e invisible ni retrocede ni se detiene por ningún motivo o suceso. Es un bien común imparcial que como el hombre no lo valore podemos decir que pierde la vida.


Cuando el hombre controló esta medición el siguiente paso fue aprovechar sus ventajas para poder tener una organización más efectiva en sus tareas cotidianas y así los beneficios serían mayores en el trabajo y el disfrute en sus momentos de ocio.


Esto sucedía porque las horas se regían por la luz solar teniendo como punto de referencia el meridiano de Madrid. Aunque podemos pensar que era un caos, tenemos que decir que las personas del siglo XIX no tenían la movilidad que ahora existe. Aún así comenzó la Revolución Industrial y con ella el ferrocarril redujo las distancias en el transporte de las mercancías, ya no solo nacionales sino que las internacionales también se veían afectadas.
Por eso en 1884 en una conferencia internacional se intentó solucionar estos desfases horarios mediante consenso aprobando por unanimidad utilizar el Meridiano de Greenwich como punto 0, siendo gradualmente este arreglo puesto en marcha por los países, sirva como ejemplo que hasta 1912 no decretaron un espacio de 15 grados entre los meridianos para añadir o no, una cantidad de horas horas al huso horario del país que se encontrara en esa franja dependiendo la cercanía o lejanía a este Meridiano (observar la imagen del mapamundi)

Esta forma de medir la luz solar llega a conocerse como GMT (Greeenwich Meridian Time) identificando la zona de este meridiano como GMT 0.

El cambio de hora por la luz solar se instauró internacionalmente en 1918 denominándose DTS (Daylight Saving Time) pero no se ha seguido con mucho rigor. Por ejemplo España entre los años 1920-1923, 1925 y 1930-1936, 1940-1974, siendo implatado en esta última fecha por la crisis energética que se produjo.
Como vieron los beneficios que se produjeron con respecto a lo laboral se reguló en 1981 el cambio de horario siendo el último domingo de Marzo para comenzar el horario de verano finalizando el último domingo de Septiembre, no obstante en 1996 se decidió que finalizara el último domingo de Octubre.

Tenemos que decir que estos cambios de hora todavía son muy polémicos pues los argumentos que se emiten para tener que aceptarlos dependen mucho de los equipos de gobierno y las circunstancias variando mucho las cifras de ahorro o beneficios que se obtienen de tal forma de proceder. Lo que sÍ sabemos con seguridad es como afecta este cambio en muchas personas durante al menos una semana sufriendo el trastorno mental y físico al alterar una hora las tareas cotidianas.
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