Nos podemos imaginar cuando este sube a su caballo, jaezado con los mejores adornos, alfanje en mano y descargando improperios contra el infiel a quien esta vez iban a asestarle y un golpe, sino mortal sí moral, lo iban a hundir, le iban a dar donde mas les dolía:
¡DESTRUIR SANTIAGO DE COMPOSTELA!
Sí la ciudad de Jacob, el discípulo de Jesús, el profeta del libro que adoran los cristianos, centro de peregrinación de todo cristiano de esa época, viviera donde viviera.
Al grito de "Allahu Alkbar" "Dios es Grande" se pone marcha la cuadragésimaoctava aceifa de este caudillo andalusí. La infantería marcha hacia Isbiliya, Sevilla, donde espera la flota para llevarlos por mar a tierras lusitanas, concretamente a Oporto, donde comenzará su campaña y donde esperan varios Condes cristianos que se han rebelado contra su rey Bermudo II.
La marcha por tierra se dirigió a Mérida, de ahí a Coria, luego a Visco y finalmente Oporto, tierra que fue saqueada y destruida por las huestes de Almanzor, pero es que la flota qurtubí iba haciendo lo mismo desde que pasaron la frontera del al-Andalus, hasta que llegaron a Santiago de Compostela donde el ejército se unió.
Los compostelanos al saber de que el demonio cordobés se dirigía hacia su ciudad santa y sabedores de la poca resistencia que podían ejercer, deciden abandonar la ciudad, solo quedarían los incautos, los valerosos y temerarios.
Almanzor llega a la ciudad Jacobea el 10 de Agosto, la saquea, destruye y arrasa por completo durante 7 días, cuando decide que ya esta bien y pone rumbo hacia otro lugar para volver a su Córdoba donde le abrirán las puertas y recibirán el botín y su victoria, como la más significativa de su historia.
Se lleva de la ciudad de los peregrinos las campanas, las puertas de la ciudad y todo lo que se puede aprovechar. Su intención es utilizarlas en la mezquita símbolo religioso y poder de los musulmanes en al-Andalus.
Así que todo este botín es trasladado por los esclavos que se lleva a la ciudad califal.
Pero en esta aceifa debemos destacar algo inusual para muchos, pero no tanto para los musulmanes.
Cuando llega a Santiago lo único que respeta es la tumba del Hombre Santo de la Cristiandad, según la tradición la Tumba de Santiago Apóstol.

"¿Por qué estás ahí?´, ´Para honrar a Santiago´, respondió el monje y el vencedor dio orden de que le dejaran tranquilo"
Así sucedió, lo único que respetó fue la tumba de un hombre de Dios.
Donde podemos leer esta incursión y algunas más es en el libro "El Mozárabe" de Jesús Sánchez Aladid, donde el monje que respetó Al- Mansur es Asbag, obispo de Córdoba y contemporáneo del caudillo andalusí.
Bibliografía:
ABC
EL MUNDO
LA AVENTURA DE LA HISTORIA
NATIONAL GEOGRAPHIC HISTORIA
DIARIO DE LEÓN
REVISTAS UCM, MARÍA ISABEL PÉREZ DE TUDELA Y VELASCO
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