domingo, 13 de diciembre de 2015

EL ATAQUE AL SAN JOSÉ, EL GALEÓN ESPAÑOL


Era el 8 de Junio de 1708 y todo sucedió tan deprisa como un abrir y cerrar de ojos, porque cuando sucede algo así no te da tiempo a pensar, solo de salir corriendo, lo que ocurre, es que en el mar correr no sirve de nada.

Como he dicho era el 8 de Junio y volvíamos de Portobelo (la actual Panamá) después de haber recogido un cargamento de oro, plata y piedras preciosas procedentes de las minas del Perú y del Ecuador; nuestro Galeón el "San José", el barco con más cargamento de la Flota de Tierra Firme y con más cañones, 64 en total y 600 marineros, capitaneaba la expedición hacia Cartagena de Indias, donde nos dirigíamos. 

                                                                                
El General José Fernández de Santillán, gobernaba ese inmenso mastodonte que surcaba las aguas caribeñas y pronto regresaría a España, y nosotros con él. Aunque no sabíamos que era mejor, pues en la madre patria, las cosas no estaban mejor que el Caribe, donde los piratas y filibusteros atacaban sin descanso a los navíos españoles, unos para hundir lo español y otros para obtener como botín el cargamento valioso que llevaban, mientras en España se libraba una guerra civil a causa del trono, pues Carlos II "el hechizado" había fallecido sin descendencia dejando el trono a la casa Borbón, por lo que los Habsburgo se sintieron destronados y decidieron luchar con las armas.

Según se estimó el cargamento que había bajo mis pies era de unos 105 millones de reales (moneda de la época), casi todo en monedas de ocho escudos, y aún nos quedaba que recoger carga en Cartagena de Indias. 

                                
                
El regreso no fue bien acogido por parte de algunos, pues se había escuchado en los mentideros del puerto que los ingleses estaban al tanto de nuestro viaje, y no nos extraño tal informe, pues sabíamos que algunos negros cimarrones se habían pasado al bando inglés, que los veían como libertadores mientras que al español lo veían como invasor, explotador y negrero.

                          

Habíamos llegado a la altura de la Isla de Barú (la actual Isla El Rosario), frente a la Bahía de Cartagena, cuando comenzamos a avistar en el horizonte a la flota enemiga; el día comenzó siendo inestable, una lluvia fina y una brisa que nos empujaba, no con rapidez pero sin pausa, pues se acercaba la época de los huracanes. 

La flota inglesa la comandaba un tal Wager, que movía los barcos de tal forma que vimos que su información era increíblemente exacta.


A eso de las tres de la tarde después de que el viento se serenara, de tal forma que menoscabó los nervios de todos los que formábamos la tripulación del San José, comenzó una leve brisa, pero suficiente para ayudarnos a ponernos en formación de combate; nosotros en el centro, a un lado el Concepción junto a una fragata francesa y al otro Nuestra señora del Carmen, junto a la fragata francesa Saint Sprit que nos escoltaría hasta España y detrás todos los mercantes junto al San Joaquín, siendo el Santa Cruz el que se expone ante los ingleses en la vanguardia.



Nos fuimos acercando cada vez más, hasta que a eso de las cinco, dos interminables horas, el Kingston lanzó una andanada de cañonazos destruyendo el palo Mayor del San Joaquín, dejándolo sin velocidad alguna, y todo lo que ocurrió después fue casi una ensoñación, gritos, cañonazos, astillas por los aires, disparos, más gritos, heridos...


Los ingleses fueron directos al grano, pues se notó desde primera hora que su interés eran los barcos más grandes, donde supuestamente estaba el mayor cargamento, por eso el San Joaquín y el San José fueron los más perseguidos y disparados. 

El San José, fue cañoneado de tal forma que las barandas, mástiles y velas saltaban por los aires, aunque nosotros respondimos con varias andanadas también haciéndoles daño. Se acercaron hasta los sesenta metros, estos querían abordarnos, pero Santillán ordenar virar y sucede algo inesperado.

A eso de las siete y media después de dos horas y media de combate, nuestro Galeón salta por los aires de tal forma que se parte en dos, mientras cañones, mástiles, barandas, hombres, mosquetes etc, vuelan en todas direcciones. 

Y es que se ve que algo había dañado el santabarbara del San José.

Otros barcos hundidos por la zona
Wager y todos los ingleses del Expedition se quedan asombrados por lo que acaban de ver, pues a mí no me dio tiempo, solo sé que después de volar por los aires y caer al agua, lo único que se veía cuando logré aferrarme a un trozo del San José fue el resplandor en la noche de lo que ardía en la superficie del agua. 


Restos del Galeón San José
Los otros barcos junto al San Joaquín, el segundo más grande, fueron llegando como pudieron a Cartagena, no sin contratiempos, pues al día siguiente fueron perseguidos de nuevo por los ingleses.

Luego me contaron que de los 600 marinos solo once quedamos con vida, y del cargamento solo el mar sabe dónde está. 

¡Una gran pérdida! ¡una gran pérdida! No solo el oro y plata, sino la cantidad de hombres que murieron en uno de los barcos más importantes de España, y todo por la avaricia.

BIBLIOGRAFÍA:
Galeón San José, el fracaso inglés, Revista de Historia
Galeón San José y la batalla de Barú, Todo a babor
El Galeón San José esconde un tesoro codiciado, National Geographic Historia
Galeón San José, Wikipedia.

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