Según las crónicas que nos han llegado de su vida, no solo podemos describirla como apasionante, además de desafiante para su época, también podremos decir que fue triste, muy triste.
El gran visir lojeño Ibn al-Jatib la describe como:
Hablamos de Hafsa bint al-Hayy, una mujer nacida en una casa noble bereber granadina (1135) que tuvo una educación exquisita. Tanto es así, que como hemos dicho, entró en el circulo de los poetas de la corte.
<<Fue única en su tiempo por su belleza, elegancia, cultura literaria y mordacidad>>

Sus poemas y escritos, así como su enseñanza, resonaban por los enyesados del palacio de la colina de la Sabika.
Su voz deleitaba no solo los oídos acostumbrados a palabras expresadas de forma elocuente, pues en la ciudad sus poemas eran conocidos y apreciados por el vulgo; la sencillez y espontaneidad unidos a su gran belleza, hacia que las jóvenes vírgenes casaderas soñaran con un joven que les enamorara con esas palabras, como al revés, todos los jovenzuelos soñaban con una mujer como Hafsa.
Con esta descripción cualquiera no se enamora, y eso fue lo que le pasó a Abu Yafar Ibn Saíd, de los Banu Saíd, otra familia muy importante en Granada. Su relación fue conocida por sus poemas dedicados, pero un amor así de encantador y novelesco, alguna espina debe tener.
Por el estrecho de Yabal Tariq (Gibraltar) comenzaron a entrar otra facción musulmana, Los Almohades, unos radicales de la Sharia (ley islámica) donde los poetas, las fiestas, las matemáticas y demás disciplinas tan apreciadas en al-Ándalus eran odiadas por tan estrecha mente.

Este se enamoró perdidamente de Hasaf y aunque fue rechazado por la poetisa, posteriormente aceptó solazarse con él, aunque todo desde lo secreto, no estaba bien visto que una mujer estuviera dentro del círculo de asesores del príncipe, vamos que fuera tan libre como las andalusíes estaban acostumbradas y menos que un príncipe que se regía por la norma estricta del profeta mantener una relación con ella, y esto hizo que se resintiera bastante la relación con su amor, Abu Yafar.
Abu Yafar durante un tiempo permitió este doble juego ya que Hafsa mediante sus poemas le aseguraba amor incondicional. No obstante la relación con Utman, el príncipe Almohade seguía.
Sus encuentros amorosos se limitaban a la clandestinidad, y esa situación erosiona hasta al amor más leal.

Su apelativo de al-Rakuniyya, viene de una visita al Califa al-Mumin en tierras de África, donde sus versos cautivaron a todos los presentes, dejando incluso a Yafar como un mediocre poeta.
Unos dicen que al-Rakuniyya procede de Rakuna, una especie de salón literato, pero hay opiniones que es, porque se le concedió el feudo de Rakuna cerca de Granada.
La cuestión es que cuando volvieron a Granada Yafar no soportaba el trío amoroso así que se dedicó a componer poemas mordaces contra su gobernante llegando a estar dentro de una conspiración para asesinarlo.
Pero fue descubierta y tuvo que huir; en Málaga fue descubierto por unos soldados dando así con los huesos en la cárcel.

Entonces en 1163 Abu Yafar es crucificado en el camino de Málaga a Granada, siendo observado por Hafsa, la cual decide vestir de luto por su amado como si fuera viuda.
A partir de ahí la poetisa vive en un encierro donde la tristeza se apodera de ella.
El califa Yusuf, hermano de Utman, que ascendió al trono de su padre en ese tiempo, decide que Hafsa se desplace a Marraquech, donde tiene instalada la corte, para que sea profesora de sus hijos, pues este conocía la historia y la capacidad de la andalusí. Hafsa lo ve como una escapatoria a sus recuerdos y acepta tal comisión, sabiendo que a Utman lo tendría lejos y en esa tierra nada le recordaría a Yafar. Donde tristemente terminaría sus días en 1193.
Una historia como tantas de amor y mala suerte con un destino traidor, pero que enamora cuando la sabes.
Podemos recrearnos en ella dentro de la Novela LA LOBA DE AL-ANDALUS, aunque se centra en la vida del Rey Mardanish y su favorita Zobeyda, la vida de Hafsa, Abu Yafar y Utman, se cuenta con todo lujo de detalles.
Os animó a leerla este verano.
Aquí os dejo unos versos de amor que Hafsa dedicó a su amado Abu Yafar ibn Saíd:
Dama de la hermosura y la nobleza, cierra los párpados,
benévola, ante las líneas que trazó mi cálamo, y míralas
con ojos de cariño, sin prestar atención a los defectos
del contenido y de la letra
si me ha hecho recordar mis amores a medianoche,
pues ha vuelto a hacer palpitar mi corazón
y me ha dado la lluvia que cae por mis mejillas.
(A Abu Yafar)
de ti, de tu tiempo;
aunque te encerrase en mis ojos hasta el día del juicio,
no estaría satisfecha.
(A Abu Yafar)
Bibliografía:
www.poetasandaluces.com
mlozar.blogspot.com.es
granadeando.com
bibliolange.wordpress.com
juntadeandalucia.es
deandalusasefarad.blogspot.com
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