jueves, 8 de octubre de 2015

JAIME I "EL CONQUISTADOR", EN TODOS LOS SENTIDOS.

                                                

A principios del siglo XIII la situación del Reino de Aragón es muy penosa, guerras, intrigas políticas y unas arcas vacías y a la vez llenas, pero de deudas. Una situación de inestabilidad que solo puede ser solventada por un caudillo con carácter fuerte y decidido, así como carismático. Y ahí entra Jaime I "El Conquistador".

En 1213 muere en batalla de Muret, Pedro II, dejando, como hemos explicado antes, el Reino en una situación bastante inestable como arruinado. Jaime, el heredero, es durante su infancia la moneda que todos quieren tener en sus arcas, pues saben que si influyen en el niño-rey, cuando este llegue a gobernar tendrán el puesto deseado y la vida resuelta, haciendo y desahaciendo a su antojo.

Y es que no sólo perdió a su padre a tierna edad, sino que su madre, la Reina María, muere ese año en Roma, quedando en manos de su enemigo Simón de Monfort que lo cuidó hasta 2015 que fue obligado por el Papa Inocencio III a que devolviese el pequeño, aunque este estuviera prometido a su hija y estuviese al cuidado en Monzón por la Orden del Temple acatándose las disposiciones de la Reina María, su madre, mientras el Reino se dirige por un consejo de aragoneses y catalanes.

El niño crece y se convierte en un rey que las circunstancias en la Península, su carácter, su fe y habilidad para las negociaciones hacen que el Reino de Aragón comience su expansión; comienza con las Baleares, tomando Palma de Mallorca y luego toda la isla, somete Menorca mediante un pacto de soberanía, donde los musulmanes  quedan bajo su reinado manteniendo sus posesiones y libertad de religión, e Ibiza la deja en manos catalanas, haciendo de este conjunto de islas una base de operaciones militares y comerciales, pues la piratería se ve truncada por la eficacia de los barcos aragoneses.


Luego como la fe le pide, fusionada con su ambición de expansión, es expulsar a los sarracenos de las tierras de la Península, así que el Reino de Valencia es propicio y lo consigue anexionando la joya del Turia al Reino de Aragón.

Conquista de Valencia
Y claro entre conquista y conquista militar también las hubo de amores, el cual se creó una fama tan grande que le llamaban "homo de fembres", que traducido significa hombre de mujeres. Esto hace justicia al físico de Jaime que según las crónicas de la época lo tildán de estatura elevada, de tez blanca, rubio y con una dentadura perfecta; vamos el hombre ideal, así que además de esta vista el hombre era rey y con personalidad fuerte, es lógico que las mujeres de su tiempo cayeran rendidas a sus pies. 


Aunque se casó dos veces, primero con Doña Leonor, hija del rey de Castilla, pero fue anulado por el parentesco, así que casó con Violante, hija de Andrés II de Hungría, que murió dejándole la descendencia que ascendería al trono. A partir de aquí las conquistas de Jaime fueron femeninas, como Aurembiaix de Urgell, Teresa Gil de Vidaure, Guillema de Cabrera y Berenguela Fernadez.


El suceso trágico dentro de estos amoríos fue el que pagó el Obispo de Gerona, confesor de Jaime, quien por un ataque de ira y una suposición  Jaime le corta la lengua.

Resulta que se encapricha con Berenguela cuando mantenía una relación con Teresa a la cual le había prometido matrimonio. Teresa enfermó de lepra o eso fue la excusa, pues murió en el monasterio de Zaida en Valencia, recluida sin ser visitada, y claro para anular tal compromiso mandan a la Santa Sede sus propuesta siendo anulada por el Sumo Pontífice ya que el matrimonio se había consumado.

Violante de Hungría

Jaime al enterarse de la decisión Papal monta en cólera arrancándole la lengua al Obispo, pues es acusado de irse, precisamente de la lengua y por eso el Papa no da su consentimiento.


Con razón Jaime llegó a ser el hombre de fama que la historia ha plasmado, consiguiendo sus objetivos. 

Bibliografía:
ABC
Historia de Iberia Vieja
Cervantes Virtual
Arteguias
Historia Universal

1 comentarios:

Que yo sepa al reino de Aragón no se anexionó nada desde Alfonso el Casto (salvo Albarracín). En la Corona de Aragon las nuevas incorporaciones eran del Rey de Aragón (y más cosas) pero no del reino de Aragón. Ese era el procedimiento castellano (hasta la unión dinástica con Aragón, por cierto), pero no el de la Corona de Aragón que era un estado compuesto.

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