En la antigua Roma cuando un General, Cónsul o Emperador, obtenía una gran victoria sobre el enemigo se preparaba un desfile en la capital del Imperio, todo preparado y bien preparado para que el triunfador fuera aclamado por el pueblo como el salvador.
Pues cuando Fidel Castro entró tal día como hoy en La Habana en 1959 me recuerda a los triumphis de Roma.
Bueno buscando información sobre este acontecimiento encontré varios relatos de personas que estuvieron en aquel triunfo, y tal y como lo cuentan cuando este personaje llegó a la capital de Cuba y se presento ante el pueblo, es muy parecido.
Fijémonos:
Cuando Fidel derrota a Batista, es el 1 de Enero de 1959.
Se acepta la victoria de la revolución en ese día, porque entra en Santiago de Cuba y el dictador se había exiliado a la República Dominicana.
Pero no entra en la capital de la Isla hasta 7 días después, porque lo va hacer por todo lo alto, como se hacía en Roma.
Fidel sale de Santiago de Cuba el día 2 y va parándose en cada pueblo donde la multitud le proporciona un baño de masas y flores que derraman sobre tanques, camiones, jeeps y combatientes que enarbolan las banderas del Movimiento 26 de Julio.
Y por la personalidad de Fidel sabemos que no iba a desaprovechar tal oportunidad para enaltecer los principios que había utilizado a la hora conquistar los derechos de los cubanos.
Entonces cuando llegó el día de entrar en La Habana, el comandante Camilo Cienfuegos lo había previsto todo por orden de Castro.
La caravana de la Libertad, entro por el Cotorro y después de dar instrucciones se dirigió a hacia el Edificio de la Marina de Guerra donde saludó a sus oficiales y expresó su deseo:
No hace falta ningún soldado ni ninguna arma, yo pediré al pueblo que abra una larga fila y voy a atravesar solo por esa senda…
Y así lo hizo, llegó al Jeep que lo llevaría a Columbia, donde sería la apoteosis de la Victoria, mediatizando la entrada como el Mesías prometido, el pueblo lo aclamaba, el pueblo lo quería y no utilizó a nadie para llegar, el pueblo lo esperaba.
Pero hay más, cuando el general romano desfilaba en Roma en su triunfo tenía un esclavo detrás que le susurraba:
Respire post te, hominem te esse memento
Mira hacia atrás, y recuerda que sólo eres un hombre
A él no se lo decían, pero susurro a Camilo Cienfuegos:
Voy bien, Camilo.
Hasta que llegó a Columbia todo fue vítores a el y a Cuba.
Ya que los barcos tocaban las bocinas, las iglesias sus campañas, los autos sus claxón, las fábricas sus silbatos y todo el que podía útilizaba sus medios acústicos para saludar al triunfador.
Hasta sus 21 salvas le dedicaron.
La Isla entraría en una nueva época que durá hasta hoy, buena o mala no me toca juzgarla, para eso hay profesionales que se dedican a esos menesteres, a mí lo que me ha impresionado es que a pesar de los siglos se hacen las cosas de la misma forma.
Si levantaran la cabeza por ejemplo, Escipión, Cesar, Augusto, Trajano, etc, creerían que La Habana el 8 de Enero de 1959, era Roma.
Bibliografía:
Wikipedia
laizquierdadiario
nuevarevista
resumenlatinoamericano
Pues cuando Fidel Castro entró tal día como hoy en La Habana en 1959 me recuerda a los triumphis de Roma.
¿Por que digo esto?
Fijémonos:
Cuando Fidel derrota a Batista, es el 1 de Enero de 1959.
Se acepta la victoria de la revolución en ese día, porque entra en Santiago de Cuba y el dictador se había exiliado a la República Dominicana.
Pero no entra en la capital de la Isla hasta 7 días después, porque lo va hacer por todo lo alto, como se hacía en Roma.
Fidel sale de Santiago de Cuba el día 2 y va parándose en cada pueblo donde la multitud le proporciona un baño de masas y flores que derraman sobre tanques, camiones, jeeps y combatientes que enarbolan las banderas del Movimiento 26 de Julio.
Y por la personalidad de Fidel sabemos que no iba a desaprovechar tal oportunidad para enaltecer los principios que había utilizado a la hora conquistar los derechos de los cubanos.
Entonces cuando llegó el día de entrar en La Habana, el comandante Camilo Cienfuegos lo había previsto todo por orden de Castro.
La caravana de la Libertad, entro por el Cotorro y después de dar instrucciones se dirigió a hacia el Edificio de la Marina de Guerra donde saludó a sus oficiales y expresó su deseo:
No hace falta ningún soldado ni ninguna arma, yo pediré al pueblo que abra una larga fila y voy a atravesar solo por esa senda…
Y así lo hizo, llegó al Jeep que lo llevaría a Columbia, donde sería la apoteosis de la Victoria, mediatizando la entrada como el Mesías prometido, el pueblo lo aclamaba, el pueblo lo quería y no utilizó a nadie para llegar, el pueblo lo esperaba.
Pero hay más, cuando el general romano desfilaba en Roma en su triunfo tenía un esclavo detrás que le susurraba:
Respire post te, hominem te esse memento
Mira hacia atrás, y recuerda que sólo eres un hombre
A él no se lo decían, pero susurro a Camilo Cienfuegos:
Voy bien, Camilo.
Hasta que llegó a Columbia todo fue vítores a el y a Cuba.
Ya que los barcos tocaban las bocinas, las iglesias sus campañas, los autos sus claxón, las fábricas sus silbatos y todo el que podía útilizaba sus medios acústicos para saludar al triunfador.
Hasta sus 21 salvas le dedicaron.
La Isla entraría en una nueva época que durá hasta hoy, buena o mala no me toca juzgarla, para eso hay profesionales que se dedican a esos menesteres, a mí lo que me ha impresionado es que a pesar de los siglos se hacen las cosas de la misma forma.
Si levantaran la cabeza por ejemplo, Escipión, Cesar, Augusto, Trajano, etc, creerían que La Habana el 8 de Enero de 1959, era Roma.
Wikipedia
laizquierdadiario
nuevarevista
resumenlatinoamericano
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